The vines of Domaine Chavy-Chouet have been continuously tended since the Cistercian monks planted them in the middle ages. It was in 1893 when the Chavy family inherited the land and it has been in the family ever since with Romaric Chavy the seventh generation to run the winery.

Romaric’s training in wine began at birth, but his true studies started when he was eleven at a boarding school focusing on wine.

Since then he has worked in wine around the world before returning home to take over the winery in 2006. His approach combines tradition and modern technology with great attention to detail and a close relationship with the vines. Over the last 30 years eliminating the use of herbicides, in lieu of sulfur and copper to protect the plants and the land itself. Plowing is preferred to permanent grassing to encourage the roots to go deeper into the soil, and harvesting is done by hand. Minimum intervention is used in the vinification process, using gravity to fill the barrels.

Domaine Chavy-Chouet currently covers 15-hectares in some of the most beautiful villages of the Côte de Beaune: Meursault, Puligny-Montrachet, Saint-Aubin, Volnay and Pommard. Romaric produces wine from 14 A.O.C.'s (80% White, 20% Red). Following his father’s methods, Romaric does not fine or filter his wines, instead allows their purity to shine through.

Saint-Aubin es un pequeño pueblo situado en el corazón de Borgoña, Francia. La región es conocida por producir algunos de los mejores vinos blancos del mundo, y Saint-Aubin no es una excepción. El pueblo está situado entre las famosas denominaciones de Puligny-Montrachet y Chassagne-Montrachet, y los vinos que aquí se producen comparten muchas de las características de los de estas regiones vecinas.

La historia de la viticultura en Saint-Aubin se remonta a la Edad Media, cuando los monjes de la cercana abadía de Sainte-Marguerite comenzaron a cultivar vides en la zona. El pueblo era también una parada importante en la ruta de peregrinación a Santiago de Compostela, y muchos peregrinos se detenían aquí para descansar y disfrutar de los vinos locales.

En la actualidad, Saint-Aubin alberga una serie de pequeñas bodegas familiares que producen algunos de los vinos más codiciados de Borgoña. Los vinos se elaboran a partir de uvas Chardonnay, que se cultivan en las laderas de las colinas del pueblo. El suelo es rico en piedra caliza, lo que confiere a los vinos su mineralidad y acidez características.

El estilo de producción en Saint-Aubin es tradicional, y muchos viticultores utilizan técnicas que se han transmitido de generación en generación. Las uvas se vendimian y seleccionan a mano y el vino se fermenta en barricas de roble. A continuación, los vinos envejecen en roble durante un máximo de 18 meses, lo que les confiere unos sabores complejos y estratificados.

Los vinos de Saint-Aubin son conocidos por su elegancia y finura. Suelen ser más ligeros y delicados que los vinos de las denominaciones vecinas, con una acidez crujiente y un sutil sabor afrutado. Los mejores ejemplos de Saint-Aubin pueden envejecer hasta 10 años, desarrollando con el tiempo un carácter rico y meloso.

Además de vino blanco, Saint-Aubin también produce una pequeña cantidad de vino tinto de uva Pinot Noir. Estos vinos son ligeros y afrutados, con una delicada estructura tánica.

En general, Saint-Aubin es una joya oculta en el mundo del vino de Borgoña. Sus vinos son muy codiciados por coleccionistas y entendidos, y el pueblo en sí es un destino encantador para los amantes del vino que buscan explorar la rica historia y cultura de la región.